Últimamente la música clásica ha tenido un público particular, los bebés. Se dice que ésta música ayuda al proceso de crecimiento de los bebés, mejorando su desarrollo intelectual, creativo, físico y emocional. Ésta música en los bebés se recibe como un estímulo tanto en tiempos de juego como en las actividades básicas: gatear, caminar, reír y hablar. También se dice que los ayuda conciliar el sueño.
El momento ideal para reproducir este género musical empieza desde la barriga de la mamá, unas pocas horas en la mañana y antes de ir a dormir, de esta manera los bebés se acostumbran a oírla y se familiarizan con cada una de sus notas y melodías. Se dice que así ésta música tendrá un mayor efecto, ya que cuando el bebé haya nacido, estas canciones le recordaran esos momentos en los que él flotaba en el vientre de su madre, generándole una mayor comodidad y seguridad frente a su nuevo entorno.
Mozart, es uno de los artistas clásicos más reconocidos y talentosos en la historia de la música. En 1990, un grupo de investigadores descubrieron por medio de decenas de experimentos, que las personas cuando son sido sometidas 10 minutos a oír la Sonata para dos pianos en re mayor, de Mozart, experimentan una mayor capacidad intelectual y artística. A este fenómeno los investigadores le denominaron el “Efecto Mozart”.
Existen varios CD’S del Efecto Mozart para cada una de las etapas del bebé, incluso lo investigadores afirman que hasta los niños de 6 a 12 años presentan beneficios al oír a Mozart, desarrollando una mayor capacidad razonamiento y un mejor rendimiento intelectual.

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